La iluminación ambiental es de carácter general y consiste en emplear una luz más cálida para, por ejemplo, lámparas de sobremesa, de suspensión, focos empotrados o luminarias de salida superior, con el fin de crear un ambiente de serenidad.
Mientras se lee, se cocina, se repara algo o se realiza cualquier otra tarea que requiere concentración, hace falta una iluminación más clara y directa que permita ver bien lo que se está haciendo. Esta es la llamada iluminación de tareas o iluminación funcional, para lo cual se utilizan por lo general lámparas de sobremesa, pero a veces también de pie, pared o suspensión.
Antiguamente, escogíamos nuestras bombillas en función de su potencia en vatios. Si buscábamos obtener mucha luz, comprábamos una bombilla de muchos vatios. Para una iluminación más débil, escogíamos menos vatios. La potencia en vatios es en realidad una unidad de medida para el consumo: durante mucho tiempo, más energía era equivalente a tener más luz. Pero la llegada de las nuevas bombillas eficientes, como las LED, ha supuesto toda una revolución. De hecho, la verdadera unidad de medida de potencia lumínica es el lumen. Dicho de otro modo, la potencia en vatios es la cantidad de energía o electricidad que consume cada hora la bombilla. Cuanto más alta sea la potencia en vatios, más energía o electricidad consume.