Solucione su iluminación y no solo cambiará las sensaciones de una habitación, sino que además logrará que resulte más cómoda. Los mejores resultados vienen dados por la combinación de luz y color. En primer lugar, es necesario determinar cuál va a ser el uso de la habitación, qué tipo de iluminación aplicar a cada rincón y qué tipo de ambiente queremos crear.
Si, por ejemplo, desea crear amplitud en la habitación y hacerla más espaciosa a la vista, puede pintar el techo de blanco y colocar luminarias de salida superior a lo largo de la pared. Así, los techos parecerán más altos. Si desea un ambiente más íntimo y acogedor, escoja colores más oscuros para las paredes y fuentes de luz más cálidas. Tenga también en cuenta los colores y materiales del suelo, de las paredes y del techo a la hora de decidir la iluminación más apropiada para la estancia. Las superficies más oscuras absorben más la luz y, por tanto, requieren una iluminación más intensa que otras superficies más claras. En todo caso, no dude en emplear una combinación variable de lámparas y experimentar con fuentes de luz tanto cálidas como frías para descubrir qué encaja mejor con la estancia y con sus gustos.
Para hallar las mejores soluciones de iluminación, es necesario determinar qué se desea iluminar antes de decidir cuáles son las luminarias y fuentes de luz correctas. Es difícil decir exactamente cuántas lámparas se necesitan para cada estancia. Depende de la habitación en concreto, de cuál es su uso y de las preferencias personales. Para lograr la iluminación óptima, es necesario combinar diferentes tipos de lámparas.
Deberá establecer dónde están ubicadas las diversas actividades de la estancia y colocar iluminación para tareas donde sea conveniente, por ejemplo, junto al sillón (para hacer punto o leer), sobre la mesa del comedor (espacio para comer y socializar), cerca del sofá (rincón de lectura), y aportar también calidez con lámparas de sobremesa, pie y pared. Puede además utilizar focos para realzar obras de arte u otros objetos de su hogar. Merece la pena contar también con fuentes de luz atenuables, que permiten alternar entre una iluminación funcional y una más acogedora.
Pasar el tiempo por la noche en una estancia en la que haya principalmente iluminación fría puede resultar de lo más incómodo. Por otra parte, si tiene dificultades para leer por la noche mientras descansa en el sofá, es posible que la luz sea demasiado cálida o que el nivel de luz sea demasiado bajo. Las temperaturas de iluminación adecuadas son de lo más importantes para nuestra sensación general de bienestar. Cuando más bajo sea el número en la escala Kelvin, más cálida y amarilla se observa la luz. A medida que subimos de cifra, la temperatura del color se vuelve más azulada, más fría.
La iluminación cálida se percibe como acogedora y relajante y, por tanto, es perfecta para una iluminación ambiental más general, mientras que la iluminación fría es más luminosa y favorece la concentración, por lo que es mejor para iluminación de tareas e iluminación puntual, casos en los que es necesario centrarse en lo que se está haciendo o en el objeto que se desea destacar. Aunque la cifra concreta en la escala Kelvin necesaria en cada situación depende de la preferencia personal, es recomendable una iluminación más fría en la cocina, en el cuarto de baño y en espacios como el garaje, donde necesitamos ver bien lo que estamos haciendo. Además, es necesario combinar en la correcta proporción las fuentes de luz en función de la iluminación que deben aportarnos las diversas luminarias del hogar. También es importante no variar demasiado la temperatura de la luz en una misma estancia, porque ello crearía demasiado contraste.